APROXIMACIÓN ANTROPOLÓGICA AL JUEGO DE BOLOS EN AHEDO DE LAS PUEBLAS (MERINDAD DE VALDEPORRES)

MIS RECUERDOS DE LOS BOLOS

Texto de Elisardo Ruiz Sainz, nacido en Ahedo de las Pueblas (Merindad de Valdeporres - Burgos) en el año 1931. Escrito en Pedrosa de Valdeporres, el 26 de abril de 2011.

En aquellos años las diversiones eran los bolos... y los bolos... Los chavales teníamos juegos de bolos, por lo menos media docena, pero el oficial era el mismo que hay ahora que está cerca del de los mayores. Para la cureña, algunas veces les robábamos una traviesa a los maderistas, y en una ocasión cortamos una alisa en la presa de Busnela y la labramos.

En los chavales se jugaba a pasabolo y se decía: vale diez el bolo que "cuque", y veinte el que salte la pequeña valla, costumbres de las Cabañas de Virtus y Barrio de Bricia, pueblos en los que se jugaba al pasabolo entre otros; por lo demás, todo como los mayores. Por eso, los jugadores de Ahedo tenían buen brazo; lo requería la bolera, ya que junto con la de Cueva de Sotoscueva, le sacaba a las que se ven hoy, un metro por cada mano de largo.

Les aconsejaría que se den una vuelta por San Pedro del Romeral en Cantabria, que, con nuestras costumbres, tienen una gran bolera, como dicen ellos, y mucho ambiente de juventud.

Se jugaba mano a mano, que era uno contra otro. Se cogía un bolo por la punta, se tiraba al alto y se decía: punta o culo (que era lo gordo del bolo) y el que lo acertaba plantaba el cuatro y a veintidós bolos a ganar. El "cuatro" valía cuatro bolos. Por lo demás, cuando jugaban dos a dos, las mismas normas que mano a mano; el que le tocaba plantar el cuatro le ponía donde quería, y muchas veces a "cucar" que es pegar la bola en la viga, y si no lo hacía pues era "mocha" y no tiraba para abajo; y otras veces a "calva", que es poner el cuatro retirado de los bolos y, si le dabas en la cabeza, valía cuatro bolos pero aquí había jugadores finos, que les torcían los bolos, y algunas veces caía el cuatro y los tres de la cureña y valían siete bolos. También se jugaba tres a tres, y a treinta y dos, en las mismas condiciones y los que antes llegaban ganaban, pero las partidas fuertes eran cuatro a cuatro y a cuarenta bolos a ganar. En cada juego se echaba la perra al alto. En mi acordanza, los años fuertes de los bolos fueron de 1940 a 1975. En Ahedo había buenos jugadores y muchos.

Recién venido yo de la mili, con veintitrés años, bajé a la fiesta de Cidad junto con Serafín y Jesús Goitia (que habían servido voluntarios en la parte de Madrid y también estaban licenciados con menos años que yo) y Ángel, también Goitia, con veinte años. Aparecieron los de Rozas que formaban un grupo, y les dimos “una pasada”; y otro año, en Quintanaentello, a los de Soncillo. Ellos le ponían a calva y nosotros con el cuatro; hablo de desafíos fuertes, las pequeñeces no dejan recuerdos.

Términos empleados:

Cureña: Tablón de Madera.

Mano: Donde se tira la bola.

Cas: Donde se plantan los bolos.

Agarradera: La llave de la bola.

Cornear: Tirar los bolos de otra cureña.

Tirar a calva: Dar el cuatro directamente por el aire.

Morra: Cuando pega delante de la cureña; si no pasa la bola del último bolo o del cuatro es bola no válida.

Mocha: Bola no válida porque no llega a la viga o no pasa de la raya del cuatro.

Calles: Donde se plantan los bolos en las cureñas de los lados.

Antes había varias boleras de chavales, hoy dos: la de los chavales y la de los hombres. Las bolas se hacían de olmo y alisa, y los bolos de avellano. Las bolas eran más pequeñas, las hacían en Villamartín y pesaban sobre 5 kilos. Después las hicieron en Mozares y hoy en Puentedey con 6 kilos o más. Se jugaba desde abril hasta octubre, después de misa y por la tarde. Se jugaba, en buena armonía, jarras de vino y pagaban los que perdían. Los jóvenes empezaban a jugar, en el juego de los hombres, cuando los hacían mozos de cuadrilla, a los 15 o 16 años. Casi siempre se guardaban los bolos y bolas en la taberna y ellos te servían el vino.

En México se jugaba a pasabolo y bolo de palma.

En mi pueblo se jugaban desafíos, desde que nací hasta el día de hoy, en la fiesta en el mes de agosto cuando están los de vacaciones o veraneantes. La decadencia empezó sobre 1955 cuando empezó la gente a marchar a la ciudad.

Tenía yo veinte años y estaba Ángeles, la hija de Brígida y Pedro, lavando la ropa en un lavadero más allá del Pinal, en donde malamente cabía una sábana, y desde una distancia de veinte metros largos, le solté una piedra del tamaño de un huevo a mitad del pozo; ella se rio y yo también, estaba el tiro en alto. Hoy lo pienso y digo: podía hasta haberla matado.


Nota: que los jugadores de Ahedo tenían "buen brazo", se puede apreciar un poco en la manera de "soltar" la bola que vemos en este vídeo realizado en 1989 por Celedonio López ( a partir del minuto 5:45)