Enseñando, aprendemos

Dicen que a los pequeños no les gustan los bolos, pero no es cierto. 

Cuando llego cada verano a mi pueblo, muchos niños y niñas me regalan una sonrisa. No es casualidad. Aunque al principio me sorprendía, pronto me di cuenta de que era porque les había estado enseñando a jugar desde que tenían seis o siete años. Y la fórmula es sencilla: bolas adecuadas, mostrarles la técnica, ponerles en partidas equilibradas de cuatro contra cuatro, como mucho… y observar y corregir (nada de regañar). Si lo haces así, dejando que fluyan su imaginación y estrategia al colocar los micos, observarás que a la inmensa mayoría de los niños y niñas les gustan los bolos. En realidad lo difícil es que no sea así. Más adelante vendrán los concursos que es lo de menos y no al revés. 

Y recuerda que para nosotros también es positivo porque, como decía Séneca: docendo discimus... Sí, piénsalo: enseñando, aprendemos... 

Óscar Ruiz, mayo 2020.