Robredo de las Pueblas 1950

Las montañas unen y los hábitos ganaderos tienen mucho que ver. Lo podemos ver tanto al norte como al sur de las Merindades, en los Montes del Somo o en la Sierra de la Tesla.

Hace apenas unos días solicitaba en las redes sociales —con poca fe y consciente de la dificultad— una fotografía antigua de la que carecíamos sobre los bolos en Robredo de las Pueblas, para incorporarla a nuestro mapa de boleras de las Merindades y comarcas limítrofes. Hoy puedo decir que, por pura casualidad, me he encontrado con una de estas imágenes viendo un reportaje sobre el Bolo Pasiego, realizado por PopularTV Cantabria. En el mismo aparece Joaquín Antonio Martínez "Toño" en su casa de Resconorio (Luena - Cantabria) y habla de esta foto, en la que están su padre y sus tíos jugando a los bolos en Robredo de las Pueblas (Merindad de Valdeporres - Burgos), en el año 1950.

Aunque el juego corresponde a lo que, desde 1971, oficialmente denominamos como Bolos Tres Tablones, se puede observar como el "juegabolos" de Robredo tenía, por entonces, una sola cureña de madera como muchos otros pueblos. Hoy tiene tres pero no se juega. Fijaos en lo pequeñas que eran las bolas que contrastan con las actuales. Como sabéis, considero que es una verdadera lástima que no se hayan mantenido esos tamaños a los que creo que habría que volver no por nostalgia del pasado sino por el futuro de este deporte tradicional.

La iglesia de San Roque se intuye a la derecha de la imagen y la tapia de robustas piedras, que circunda la bolera, es inconfundible y es una muestra inequívoca de aquellos antiguos maestros de la cantería.

Como pueblos de tradición pastoril, los jugadores de uno y otro lado de los Montes del Somo, que marcan los límites provinciales entre Burgos y Cantabria, se solían enfrentar a los bolos tanto en las fiestas de los pueblos como en las cumbres, en las cabañas de altura, a donde acudían los pastores a cuidar el ganado y a segar la hierba cuando el rigor del tiempo lo permitía. Y no solo contra los jugadores de Luena (de Resconorio o de Carrascal de Cocejón) jugaban los de Robredo de las Pueblas, Ahedo de las Pueblas o Busnela de la Merindad de Valdeporres, sino que también lo hacían contra los pasiegos de San Pedro del Romeral; uno de ellos, Melchor, como se indica en el reportaje, tenía una bolera en una de las cabañas más altas que hay bajo Peña las Hazas, al norte del Cotero de la Brena, ya en terreno cántabro.

Lo mismo podríamos decir de los ganaderos y pastores de la Merindad de Sotoscueva que también jugaban a los bolos en las cabañas que hay en el Monte de la Engaña más arriba del túnel, cuyo término limitaba no solo con el de los pasiegos de los Cuatro Ríos dependiente de Espinosa de los Monteros, en Burgos, sino también con los pasiegos de San Pedro del Romeral y los de la Vega de Pas en Cantabria. ¿Quién sabe si, en alguna ocasión, se llegaron a enfrentar en la Marruya: las cabañas a más altitud de toda la pasieguería? Desde luego que, todos los que hayáis andado por aquellos lares, sabréis con certeza que la bola que se saliera del "juegabolos" no se quedaría tranquilamente a "pacer"...


Óscar Ruiz, noviembre 2018.