Se busca jubilado
Si la montaña no va a Mahoma, Mahoma va a la montaña.
Hace poco publicamos en las redes sociales el siguiente anuncio:
SE BUSCA JUBILADO en Villarcayo para enseñar a jugar a los bolos a un grupo de ocho niños y niñas de nueve y diez años.
Lugar: Bolera Nela de Villarcayo.
Horario: 1 hora semanal.
Requisitos:
Haber jugado a los bolos desde niño.
Desear transmitir esta cultura a nuestros pequeños antes de que se pierda para siempre este rico patrimonio etnográfico inmaterial.
Si analizamos este cartel vemos que busca, ante todo, llamar la atención. Evidentemente no tiene por qué ser un jubilado quien dé estas clases sino simplemente alguien que tenga ganas y tiempo, sea hombre o mujer. Es cierto que en esto del tiempo, son los ancianos los que más suelen disponer de él, pero lo verdaderamente importante son sus conocimientos ancestrales sobre los bolos, que nadie mejor que ellos pueden transmitir.
Este aviso lo hemos puesto en Villarcayo, pero es extensible a cualquiera de las poblaciones de las Merindades que tienen alumnos en sus escuelas: Espinosa de los Monteros, Medina de Pomar, Soncillo, Villasana de Mena, Pedrosa de Valdeporres, Quintana Martín Galíndez, Trespaderne, Quincoces de Yuso...
Los jugadores de bolos estamos acostumbrados a quejarnos de que nadie hace nada para que los bolos no desaparezcan. Ni ayuntamientos, ni escuelas, ni diputación, ni comunidad autónoma. Nos gusta invocar las leyes. Que si es cultura a proteger, etc. Palabras grandilocuentes que carecen, hoy por hoy, de personas capaces de darles un sentido. Siempre habrá intelectuales que analizarán estos juegos e incluso hagan tesis doctorales, pero para entonces, ya estaremos cogiendo polvo en los museos. Los jugadores de bolos, sin embargo, preferimos ser objetivo del antropólogo antes que del museólogo, por lo que debemos abandonar esa falta de iniciativa hacia nuestros jóvenes si queremos mantener vivo un juego ancestral que contribuye, como pocas cosas, a forjar nuestra identidad comarcal desde Mena a Zamanzas, desde Valdebezana a Tobalina o desde Sotoscueva a Valdivielso.
PASOS A SEGUIR:
1. Buscamos los maestros adecuados.
2. Se lo comunicamos a las Consejerías de Cultura y Deporte de Castilla y León así como al IDJ de Burgos que ha mostrado su total colaboración y nos puede servir de enlace para hacer grupos de niños.
3. Hablamos con los concejales de cultura y deporte de los ayuntamientos para que nos proporcionen los materiales necesarios.
PROGRAMA A EJECUTAR:
Grupo de ocho niños y niñas de la categoría benjamín ( 9 y 10 años) que tirarán desde la distancia de 6 m con respecto al primer bolo (si hay más de ocho personas por clase, los bolos se pueden convertir en algo lento y aburrido). Evidentemente se puede hacer más grupos e, incluso, con otras edades (alevín...) pero dependerá del número de "profesores voluntarios" que se apunten.
Lugar: Boleras de los Ayuntamientos que tienen niños en sus escuelas. Horario: 1 hora semanal.
A los niños se les enseñará la técnica correcta de lanzamiento y se pondrán a jugar partidas equilibradas de cuatro contra cuatro a mico libre (lo más divertido y lo único que necesitan para aficionarse). Una vez enseñado lo básico y cómo se cuenta, el profesor solo debe preocuparse de observar la evolución de la partida y que se haga con orden, corrigiendo, etc.
MATERIAL NECESARIO:
Cuatro bolas de nogal de 22 cm de diámetro, un mico y dieciocho bolos de madera ligera (avellano, abedul, fresno, acacia, haya...).
¿Es sencillo o no ?; pues ¿a qué esperas para colaborar? Los bolos pueden ser un bálsamo, una terapia para los ancianos de la cual se pueden beneficiar los más pequeños. Te aseguro que los niños se divertirán y, a la vez, contribuirás a rescatar nuestro Patrimonio Cultural Etnográfico Inmaterial.
Óscar Ruiz, octubre 2015.