¿Por qué no están los bolos entre los juegos escolares de las Merindades?

El Juego de Bolos es una de las joyas del Patrimonio Cultural Inmaterial de las Merindades, pero tiene una atención mínima o nula en los centros de enseñanza de las Merindades

¿Por qué enseñar a los niños a jugar a los bolos?: 

Algunos, por desconocimiento, piensan que los bolos es un juego que no vive “los tiempos modernos”, anticuado y poco más que una rémora nostálgica del pasado. Nada más lejos de la realidad y lo podemos ver en la vitalidad con que  está resurgiendo en algunos pueblos, algunos de los cuales están siendo pioneros en la aplicación de las recomendaciones del Programa 21, un acuerdo de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que promueve el desarrollo sostenible. 

Cualquier persona de las Merindades, con un mínimo de conciencia cultural, sabe que el juego de bolos forma parte de nuestras señas de identidad, y que es un juego muy divertido que les gusta a los niños si se les sabe motivar desde pequeños.

¿Por qué no se juega?:

Por la falta de capacidad para enseñar de la cual adolecemos, pero sobre todo por la desidia y la comodidad de jugadores, padres y abuelos a quienes nunca nadie se preocupó por enseñar. Siguen anclados en el pasado y no se dan cuenta que los tiempos han cambiado y hay que “actuar”. Es necesario buscar a los niños bolas adecuadas, tener la paciencia de enseñarles y preocuparse por inculcarles la afición. Si en otro tiempo los chavales aprendían solos porque era, prácticamente, el único juego que existía y nadie enseñaba a nadie, hoy en día, con tantas alternativas de juegos, es necesario e imprescindible motivarlos. Si lo haces, los niños responderán muy positivamente. 

¿Merece la pena recuperar su práctica?: 

Claro que sí porque es algo “nuestro”, una joya de nuestro patrimonio que está en peligro y que tiene un componente social muy enriquecedor. Sus raíces ancestrales le confieren un papel esencial en la cultura de las Merindades. Solo por esa razón tendría que tener una atención especial. Además, la práctica de los bolos contiene cualidades que son fundamentales y contribuyen de manera muy positiva al desarrollo infantil y juvenil: habilidad, estrategia, liderazgo, trabajo en equipo, etc. 

¿Cómo?:

Se puede conseguir iniciar esa recuperación con sencillas clases culturales-deportivas impartidas desde los centros de enseñanza con el asesoramiento de los jugadores

Se pueden hacer ligas entre los diversos centros educativos y fuera del ámbito escolar son muy interesantes los campeonatos por categorías (benjamín, alevín, infantil, etc.) en los meses estivales en los que puedan jugar en condiciones de igualdad, chicos y chicas. Concursos sencillos, lejos de la competitividad, en los que se inculquen “valores”.

Materiales e instalaciones necesarias: 

Las boleras tienen que estar arregladas con sencillez. Las bolas deben ser de diversos pesos y diámetros en función de la edad. En cualquier caso, creo que es conveniente que sean de un diámetro que no supere los 25 cm limitando su peso según la categoría.

¿Por qué bolas pequeñas y de peso limitado? 

— Para que predomine la puntería sobre la fuerza. 

— Por salud: el excesivo peso no es bueno para nadie, pero menos en edades de crecimiento.

— Por motivos históricos: antiguamente siempre se jugaba con bolas pequeñas y quiénes hayan tenido la oportunidad de ver jugar a nuestros mayores con aquellas bolas, recordarán la belleza y espectacularidad de sus lanzamientos. 

— Por motivos estéticos: al jugar con bolas de poco peso, aumenta la dificultad y se mejora el estilo de juego.


Óscar Ruiz, julio 2015.