APROXIMACIÓN ANTROPOLÓGICA AL JUEGO DE BOLOS EN LA MERINDAD DE CUESTA URRIA (BURGOS)

«Oí una vez que si habían ido a donde una adivinadora que llamaban, y había dicho que aquí, en esta cuesta, en Retuerta, que ahí habían dejado los moros un juego de bolos de oro, todo escondido. Yo eso se lo he oído a la gente mayor de antes».

Este testimonio fue recogido a Benigno Brizuela, de Valmayor de Cuesta Urria. Tenía 67 años cuando fue entrevistado por Elías Rubio el 12 de noviembre de 1998 y se publicó en el libro de José Manuel Pedrosa, César Javier Palacios y Elías Rubio Marcos. Héroes, santos, moros y brujas. (Leyendas épicas, históricas y mágicas de la tradición oral de Burgos). Poética, comparatismo y etnotextos. Burgos, Tentenublo, 2001.

La Merindad de Cuesta Urria (mapa) está formada por numerosos pueblos y, en todos, había varias boleras (juegabolos) para adultos y para chavales (ver imágenes de boleras de la merindad). El juego de bolos es una manifestación cultural de carácter etnológico relevante que se practicaba como una vivencia colectiva, con un indudable efecto regenerador y social. Afortunadamente, aún en varios pueblos de las Merindades (Burgos) se sigue manteniendo (Mapa con boleras en Las Merindades y Fotografías antiguas y modernas). Los ancestrales bolos están interiorizados como parte de nuestra identidad, como testimonio de una práctica inmemorial en la que se fomenta la destreza, la fuerza y la precisión. Son, por lo tanto Cultura que debemos proteger, al igual que hacemos con las cuevas, las iglesias románicas o la naturaleza por lo que hemos propuesto a la Junta de Castilla y León su declaración como Bien de Interés Cultural de Carácter Inmaterial. La UNESCO urge a los países a proteger los deportes tradicionales y recomienda la promoción de los mismos en la escuela primaria y secundaria, muy especialmente en el área de educación física.

Cualquiera con un mínimo de sensibilidad cultural puede iniciarse en la recuperación del juego de bolos en su pueblo intentando rescatar lo mejor del pasado y proyectarlo en el siglo XXI. Sin embargo, sufrimos un lamentable proceso de aculturación y estamos necesitados de iniciativas ilusionantes que aglutinen a ayuntamientos, juntas vecinales, asociaciones de padres y madres, claustros de profesores… Las Escuelas de Bolos en los Centros de Enseñanza son necesarias, indispensables...

Tal vez tú no sepas jugar a los bolos pero tienes un abuelo o conoces a un señor mayor que ha sido un gran aficionado. Si es así, los datos que puedas recabar nos interesan y, si nos los envías, iremos activando poco a poco cada pueblo de nuestro mapa etnográfico e incorporaremos tu información a nuestra pequeña biblioteca antropológica.

Lo ideal es grabar a esas personas pero, en caso de no poder hacerlo, es importante al menos, fijar por escrito los recuerdos de esos jugadores de bolos veteranos ya que tienen un valor antropológico incuestionable. Si puedes conseguir fuentes gráficas (fotos, vídeos…) las incorporaremos a nuestro archivo fotográfico.

Es importante que los datos provengan de diversas generaciones, pero son fundamentales los datos de personas mayores, lo más ancianas posible, con el objeto de contrastar el pasado con el presente, y a la vez preservar la memoria de nuestra cultura que, por no ser escrita, corre el riesgo de perderse para siempre.

Más abajo iremos activando la información que vayamos recibiendo, gracias a tu colaboración, de cada uno de estos pueblos:

Ael, Almendres, Baillo, Casares, Cebolleros, Extramiana, Hierro, Lechedo, Mijangos, Nofuentes, Paralacuesta, Pradolamata, Quintanalacuesta, Quintanilla-Montecabezas, San Cristóbal de Almendres, Urria, Villapanillo, Villavedeo, Quintana Entrepeñas, Las Quintanillas, Ribamartín, Santa Coloma, Valdelacuesta, Valmayor de Cuesta Urria y Villamagrín.