Cuando se compra unas bolas nuevas de nogal, es suficiente con darles unas manos de “lasur” de poro abierto para protegerlas cada cierto tiempo de la humedad, de los xilófagos... Quedan muy bonitas al verse la veta de la madera.
Sin embargo, con su uso prolongado (bolas agarradas, malas pegadas...) se pueden romper como se aprecia en la primera imagen. Requieren entonces un mantenimiento. Hay que repararlas con cola, serrín, ensamblarlas con tarugos... como se ve en la segunda foto.
Y después de “sufrir” la restauración hay que pintarlas (tercera foto) para evitar que la cola y el serrín se ablanden al mojarse con el agua cuando "regamos" las cureñas.
En este vídeo se puede ver a Jesús Sainz, bolero artesano de Puentedey (Merindad de Valdeporres) realizando una de estas restauraciones clásicas con cola y serrín.
Y este otro vídeo se puede ver a Andrés Ferrándiz, de San Vicente de Raspeig (Alicante), probando nuevas maneras de proteger bolas blandas, mezclando una fina capa de fibra de vidrio con cola de poliuretano.
Óscar Ruiz, marzo 2025.