Campeonato de bolos: pueblo pequeño, imaginación grande
Este modelo de concurso que os muestro, de carácter intergeneracional, es uno de los que más puede ayudar no solo a socializar y crear comunidad, sino a transmitir a los más pequeños esta savia, casi agotada, de nuestro patrimonio cultural. Está pensado para una participación que no exceda de unas cien personas, aproximadamente, pero si se estima que tal cifra se puede sobrepasar, es más conveniente celebrarlo en dos días, separando las categorías infantiles de las adultas. En realidad, es bueno establecer imaginativas sinergias, aunque estas no sean muy «ortodoxas» para algunos, cuando se busca un objetivo loable.
Los campeonatos federados tienen sus propios cauces. Los jugadores sacan licencias específicas para participar en ellos, pero en este caso, estamos hablando de celebrar un evento en un pueblo en el que ya se ha perdido la tradición o se juega esporádicamente en verano. Si se consigue que participen, tanto los buenos jugadores (reacios algunos de ellos a mezclarse con «la plebe») como los que apenas saben jugar o tiran unas escasas bolas al año (reacios igualmente, algunos de ellos, a mezclarse con jugadores «profesionales»), será una espléndido noticia porque se habrá entendido que la única voluntad de este torneo es recuperar, revivir, hacer renacer el juego. ¡Nada más!
Por otra parte, para ponerlo en marcha no son necesarios premios ostentosos ni tampoco darse el pisto en exceso. Si acaso mostrar un reconocimiento honorable a los vencedores, pero sobre todo, un reconocimiento excelso a la participación en su conjunto. Si se alienta a los tres o cuatro pueblos cercanos con un poco de imaginación y se aliña el torneo con un reconfortante tentempié, que no sé por qué siempre decide a los más renuentes, será un éxito asegurado. ¡No lo dudes!
En cuanto a las características, me gusta además por las siguientes razones:
— Los participantes están estructurados por categorías en las que no hay distinción de sexo, salvo en la femenina pensada para aquellas mujeres que no pueden competir en la categoría absoluta. Tiene toda su lógica ya que, en la edad adulta, la mayoría de las mujeres no llega desde los 10 m.
— Es el torneo más espectacular porque se tira a tres tacos distintos (mano, centro y pulgar). Hay otros modelos: a bolo limpio; a la mano y al pulgar; dos bolas a la mano y dos al pulgar... pero este siempre me ha parecido el más completo. Fijaos que en los campeonatos oficiales provinciales y nacionales, no se llega a ese nivel de dificultad.
— Cuida de las personas mayores permitiendo a los hombres y mujeres de cierta edad, tirar desde un metro más adelante si así lo desean.
— Es el más igualitario porque todos los participantes deben tirar con las bolas públicas del pueblo que deben ser razonablemente buenas. Los privilegios en un pequeño pueblo nunca deberían existir ya que siempre ahuyentan la participación.
El campeonato solo es una excusa para recuperar, en el futuro, algo mucho más profundo e interesante: EL JUGAR POR JUGAR DE LAS PARTIDAS que es, en definitiva, la verdadera esencia de los bolos.
Óscar Ruiz, marzo 2023.